La lectura ha sido de mi agrado ya que me muestra una parte fundamental que cualquier persona debe tener en su vida diaria. Pero ser maestro implica tener esta responsabilidad de actuar bajo aquellas situaciones que se presenten de la mejor manera sin que perjudique a nuestros alumnos.
Los niños siempre están buscando ser como su maestro, tienen una infinita memoria a cada palabra del profesor y podemos marcar la vida de los niños para ayudarlos o para perjudicarlos. En sus recuerdos siempre estarán aquellos maestros seguros y firmes de sus decisiones que les apoyaron alguna vez o por el contrario quien pudo hacer la diferencia en ayudarle y no lo hizo.
Las tareas de un maestro son más que lo que la gente cree y solamente se percatan de ello cuando viven o experimentan lo que significa impartir la enseñanza. Una de esas tareas es la de planear, y esto es, no simplemente llenar un requisito de lo que la escuela me pide, ni tampoco es saber el orden con que voy a dar la clase del día. Planear va más allá de eso, planear es pensar en humanos que tienen necesidades y no sólo me refiero a las de aprendizaje sino necesidades de ayuda. Muchos alumnos tendrán problemas en sus familias, en su economía y diversidad de problemas y la planeación me ayuda a saber cómo voy a sacarlos adelante a pesar de esos problemas, cómo voy a hacer diferencia en sus clases de manera que se motiven y salgan adelante. Es ir más allá en mi imaginación y vivir y experimentar la clase con los problemas que pudiesen presentarse y ahí es donde el tacto entra, en saber lo que haré de tal modo que sea una forma de sacar adelante las cosas positivamente.
Problemas siempre hay y habrá y es sumamente importante ser una persona segura, capaz de aceptar sus errores pero sobre todo saber cómo afrentarlos. Nuestra experiencia será quien vaya marcando la diferencia y tratando siempre de ser una maestra paciente con sus alumnos, que no quiera llevar corriendo las cosas sin dejar pensar y reflexionar a los alumnos, sino al contrario, siempre usando ese tacto para hablar cuando se tenga que hablar, escucharlos, dejarlos hacer y que se equivoquen porque así también estarán aprendiendo.
Todas las lecturas me han ayudado mucho y considero que esta es una muy especial ya que el tacto me permite tener la capacidad de asumir las cosas, de saber que se pueden presentar malentendidos o que los niños pueden entender cosas completamente diferentes a lo que se pretendía por lo que es de gran ayuda activar mi sentido del tacto, desarrollarlo con los niños tratando de percatarme de las situaciones que ocurran, con los maestros y aún más con los padres de familia quienes serán un apoyo para sacar a los niños adelante.
Los niños siempre están buscando ser como su maestro, tienen una infinita memoria a cada palabra del profesor y podemos marcar la vida de los niños para ayudarlos o para perjudicarlos. En sus recuerdos siempre estarán aquellos maestros seguros y firmes de sus decisiones que les apoyaron alguna vez o por el contrario quien pudo hacer la diferencia en ayudarle y no lo hizo.
Las tareas de un maestro son más que lo que la gente cree y solamente se percatan de ello cuando viven o experimentan lo que significa impartir la enseñanza. Una de esas tareas es la de planear, y esto es, no simplemente llenar un requisito de lo que la escuela me pide, ni tampoco es saber el orden con que voy a dar la clase del día. Planear va más allá de eso, planear es pensar en humanos que tienen necesidades y no sólo me refiero a las de aprendizaje sino necesidades de ayuda. Muchos alumnos tendrán problemas en sus familias, en su economía y diversidad de problemas y la planeación me ayuda a saber cómo voy a sacarlos adelante a pesar de esos problemas, cómo voy a hacer diferencia en sus clases de manera que se motiven y salgan adelante. Es ir más allá en mi imaginación y vivir y experimentar la clase con los problemas que pudiesen presentarse y ahí es donde el tacto entra, en saber lo que haré de tal modo que sea una forma de sacar adelante las cosas positivamente.
Problemas siempre hay y habrá y es sumamente importante ser una persona segura, capaz de aceptar sus errores pero sobre todo saber cómo afrentarlos. Nuestra experiencia será quien vaya marcando la diferencia y tratando siempre de ser una maestra paciente con sus alumnos, que no quiera llevar corriendo las cosas sin dejar pensar y reflexionar a los alumnos, sino al contrario, siempre usando ese tacto para hablar cuando se tenga que hablar, escucharlos, dejarlos hacer y que se equivoquen porque así también estarán aprendiendo.
Todas las lecturas me han ayudado mucho y considero que esta es una muy especial ya que el tacto me permite tener la capacidad de asumir las cosas, de saber que se pueden presentar malentendidos o que los niños pueden entender cosas completamente diferentes a lo que se pretendía por lo que es de gran ayuda activar mi sentido del tacto, desarrollarlo con los niños tratando de percatarme de las situaciones que ocurran, con los maestros y aún más con los padres de familia quienes serán un apoyo para sacar a los niños adelante.
Quizá habrá muchos niños a quienes sus maestros no les dedicaron la atención y les brindaron la educación que se debía, y ahora pueden ser personas que más dificilmente pueden ser ayudadas pues cambiaron su mente y la sustituyeron fuera de la escuela por diversas cosas. Por eso hay que ser maestros más allá de la profesión y ser muy humanos con la actitud de servicio.
BIBLIOGRAFÍA
"El tacto pedagógico"
"El tacto y la enseñanza"
La práctica de la Pedagogía
Max Van Manenp.p 159-171, 193-213.
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